Nada mas salir Los Chichos en disco, al mismo tiempo nacería los Chicheros, esos que siempre están apoyando al grupo desde su primer single «Quiero ser libre» y «Si tu pudieras estar conmigo» en 1973. Un Chichero es aquél que siente, que le corre por sus venas sangre Chichera, que compra todo referente, colecciona, escucha, canta y le encanta todo sobre ellos.
No puede decirse aquello de ‘parece que fue ayer’, pero sí impacta mucho pensar que ya han pasado cincuenta años desde que Los Chichos dieron sus primeros pasos, allá por diciembre de 1972. Acababan de dar su primera actuación en la sala Elektra de Vigo, y pocos meses después debutaron en la industria discográfica con su primer hit, ‘Quiero ser libre’. En ese ínterin, tuvieron que recorrer infinidad de mesones y tabernas de la capital buscando una oportunidad que, finalmente, llegó de la mano del padre de Paco de Lucía, Antonio Sánchez.
«Nos estábamos partiendo el lomo yendo de aquí ‘pallá’ con nuestras guitarras, tocando en todos los sitios donde nos dejaban, pero la suerte se nos apareció cuando el se cruzó en nuestro camino. Antonio fue quien nos ayudó a conseguir el primer contrato»
Desde que Juan Antonio Jiménez ‘Jeros’ abandonó Los Chichos en los años 90 para dedicarse a una carrera en solitario que fue truncada por su trágica muerte, el trío lo componen Emilio, su hermano Julio (también fundador) y el miembro más reciente, su hijo Emilio Junior, que tiene claro por qué sus canciones siguen teniendo vigencia en un siglo XXI ya bien entrado.
«Los niños se las saben todas porque sus padres y sus abuelos se las han puesto toda la vida, y cantan las letras por duras que sean, porque se les puede quitar el lado negativo cantándolas con alegría». Además, en su opinión, los temas a los que cantaban Los Chichos «son los mismos a los que ahora canta el reguetón: las drogas, la prostitución… temas que no son políticamente correctos, pero que son realidades».
Su padre asiente, y bromea diciendo que la longevidad de Los Chichos «podría llegar hasta los setenta años» si se lo proponen. «Es muy fuerte recordar cómo empezó todo», dice en referencia a su etapa pre-Chichos en Salamanca. «Me fui allí para probar suerte por los clubes de allí, y la verdad es que me ganaba bien la vida hasta que se formó el grupo. Mandaba tanto dinero a casa que mi padre se extrañó y fue a buscarme desde Madrid para ver en qué andaba».
Tres momentos a plena luz del día, y si se tenían que tocar unas palmas , pues van y se ponían en plan rumberos, También había momentos para la la seriedad y posar para hacerse otras fotos.
Años después empezó a ganar más, y más, y más dinero. Tanto, que ni siquiera tuvo que preocuparse por lo que le escaqueaban los intermediarios de la industria. «En los años ochenta, con los de las cassettes de gasolinera y todo lo demás, seguro que nos robaron como a todos los artistas de la época. Pero nos daba igual. Si hubiéramos vendido pocos discos nos hubiera importado, pero vendíamos tantos que no nos dábamos cuenta si luego faltaba un poco de aquí o de allá, porque era imposible de controlar. Lo importante para nosotros era la música».