”Nunca pensamos en separarnos. Éramos tres hombres adultos y no estábamos locos. Jeros se retiró porque llevaba mucho con nosotros y por su cuenta.
Quién no sabe quienes fueron los Chichos. Si llevan tanto años metidos en este mundillo que es casi imposible no haber tatareado alguna de sus canciones e incluso oído en una fiesta, en la calle con chavales con sus guitarras, o en aquellas gramolas de los bares cada vez que se estrenaba disco y sonaba su single promocional.
Fue un flechazo entre «público chichos», un «Boom» y enseguida empezó la Chichomanía que perdura con el tiempo y llevan 50 años en activo .
“Llevamos tiempo queriéndolo dejar, pero la gente no deja de reclamarnos”, alegando que, a las puertas de su 50 aniversario, Los Chichos convinieron que para poner punto final “mejor hacer las cosas bien”. Lo cuentan Julio González Gabarre, Emilio González Gabarre y el hijo de este, Emilio González García, quien sustituyó al fallecido Juan Antonio Jiménez Muñoz, Jeros, en una entrevista con EFE en la que revelan que para este adiós han preparado un nuevo “tour” y un disco “de duetos, que no de colaboraciones”.
“Ya en el pasado hemos colaborado con muchos artistas, como Manolo García, pero como ahora todo va por redes sociales, esta vez lo haremos con personas muy punteras ahí, como Omar Montes”, explican ante el que será el primer álbum que les devuelva al estudio desde “Hasta aquí hemos llegado” (2008). En este nuevo trabajo tocarán los temas clásicos de Los Chichos, “que es lo que quiere la gente”, según argumentan, pero modificando arreglos y adaptándose a las maneras de sus invitados “para que se explayen y disfruten”.
Además, reeditarán en vinilo y en orden cronológico los 22 álbumes que conforman su discografía desde aquel “Ni más, ni menos” (1974) que grabaron de la mano de Antonio Sánchez, el padre de Paco y Pepe de Lucía, que los descubrió en el Café de Chinitas de Madrid tocando su mítico “Quiero ser libre”. Quién les iba a decir a los hermanos González Gabarre (apodado el mayor de ellos Chicho, de ahí el nombre del trío) que al llamar un buen día a Jeros para ocuparse de la percusión y sobre todo para ocupar más espacio del escenario de su primer concierto iban a descubrir en él a un letrista portentoso.
“Era el rey de la composición, sumamente personal e íntimo. No sabemos ni cómo se las apañaba, porque guitarrista no era, así que debía tener la música en su cabeza”, recuerdan del que fuera autor de temas que constituían una crónica social de la marginalidad que vivían como vecinos del Pozo del Tío Raimundo, en Vallecas (Madrid). Desempleo, drogas, prisión y violencia de género aparecían como temáticas recurrentes en sus canciones entre historias de infidelidades y desengaños. “En España cuando estaba triunfando lo de ‘Una lágrima cayó en la arena’, nosotros ya cantábamos ‘Papa, no pegues a la mama’, cosas que no salían en Los 40 Principales”, reivindican.
«La de ‘La Cachimba’ nos la quisieron prohibir, porque era demasiado precoz para la época, pero siempre hemos tenido libertad para componer», cuentan sobre los posibles encontronazos que su descarnada lírica y cierta épica de la criminalidad pudo despertar en los sectores más oficiales del tardofranquismo.
Sin desencuentros tras Jeros
El éxito popular les acompañó disco tras disco hasta la salida del grupo de Jeros en 1990, aunque ellos niegan que, tal y como se ha publicado, se produjera por desavenencias. ”Nunca pensamos en separarnos. Éramos tres hombres adultos y no estábamos locos. Jeros se retiró porque llevaba mucho con nosotros y por su cuenta y riesgo quiso hacer dúo con su hijo, pero nunca hubo un ‘Quita y échate para allá’. Fuimos íntimos amigos hasta el final y no hubo desencuentro para nada”, aseguran.
Eso sí, “a rey muerto, rey puesto”. La vacante fue ocupada por Emilio González hijo y el grupo siguió adelante, incluso tras el inesperado fallecimiento de su exintegrante en 1995 tras dejarse caer al vacío desde la terraza de su vivienda. ”Nunca tuvieron el reconocimiento de la industria, pero sí el del pueblo”, afirmó Antonio Carmona en su biografía, aunque ellos afirman no haber echado en falta nada. “Igual le pueden pedir al alcalde de Madrid que nos den una calle”, bromean al sugerirles alguna muestra oficial de elogio..
En ese sentido, apuntan con orgullo su carácter “innovador” también en lo musical, ya que “tal y como José Sordera señaló varias veces”, ellos acuñaron la fusión flamenca mucho antes que Ketama, quienes los consideraron un referente, como tiempo después también lo hicieron Estopa, C. Tangana, Rosalía, el citado Omar Montes o el festival Primavera Sound, que los convirtió en cabeza de cartel en 2016. Poco antes habían anunciado su despedida en televisión, una marcha que aún en 2018 se prolongaba entre concierto y concierto.
«Llevamos tiempo queriéndolo dejar, pero es que la gente no deja de reclamarnos y quedarte en casa cuando puedes estar haciendo lo que más te gusta es complicado. Pero sí que pensábamos dejarlo, hasta que nos dimos cuenta de que en 2023 es el 50 aniversario, una cifra muy bonita y redonda, por lo que hemos querido esperar para hacer las cosas bien», se justifican por las idas y venidas.