Todo Chichos

…estragos, que las cárceles estaban de bote en bote y que había violencia doméstica, entre otras cosas. 18 millones de elepés (o casetes) vendidos certifican que la dura realidad retratada por el trío era próxima a muchas personas.
«Ahora ya no hacemos letras tan crudas. Por ejemplo, en vez de decir puta decimos prostituta o mujer de mala vida. Aunque igual va siendo hora de volver a la crudeza, porque está el mercado lleno de chicos guapos que cantan letras suaves, y duran dos años.

Quizá la gente vuelve a querer realidad pura y dura», dice Emilio. Emilio y Julio bailaron una rumba peligrosa; Jeros bailó una rumba fatal. Emilio, según cuentan Rosa Peña y Juan Antonio Valderrama en la reciente biografía «Nosotros, Los Chichos», compró un apartamento en el edificio de su camello de cabecera para tener siempre cocaína a mano (antes había pasado por la heroína). «Me desenganché gracias a la Iglesia Evangelista.

Estuve cinco años muy metido. Ojalá Jeros también hubiera conocido a Dios». Jeros se suicidó el 22 de octubre de 1995. Unos años antes había abandonado el trío. «Un día vino y nos dijo: ‘Mirad, voy a intentarlo en solitario’. `Pues nos parece muy bien’, le respondimos. Teníamos nuestras cosillas, como todos los grupos, pero nos llevábamos bien. Jeros no se fue enfadado», dice Emilio. Júnior, el segundo de los cinco hijos de Emilio, ocupó el puesto del irreemplazable Jeros. Y hasta la fecha.

Ya no tienen Los Chichos tantos bolos como en 1982, en cuyo mes de agosto hicieron «33 o 34 galas, o sea, algún doblete», pero no les falta trabajo. «Ser chichero se transmite de padres a hijos. Ahí tienes a Esto-pa, fans nuestros porque nos escu-chaban en el coche de su padre». Qué cosas de enseñar a los niños.