Entrevista a los tres protagonistas rumberos, Julio, Jero y Emilio 1986 por la revista GRATIX . Los Chichos responden sin pelos en la lengua a las preguntas formuladas. Son auténticos, alegres, y gozan de simpatía. Vienen de triunfar con su último trabajo YO, EL VAQUILLA,
Fuerte, racial, gitano, duro y auténtico gipsy-sound el que rezuman los broncos gaznates de este triángulo vallecano y sobrecogedor en entonación y letras.
Por ahí van las claves intrínsecas a Los Chichos (Julio, treinta y dos años; Emilio, treinta y seis; Jero, treinta y tres años). Ellos son los más antiguos en el patio flamenquillo. Los reyes de la venta de cassette en carretera.
Han recorrido casi todas las cárceles actuando GRATIX y en alguna de reclusas han desencadena-do tal descontrol y ansias que no ha tenido más remedio que intervenir la siempre presta fuerza pública. Y es que a Los Chichas en ventas y éxitos y a juzgar por los cifras que arroja el baremo internacional no se los salta un gitano (si nos atenemos a la frase a pies juntillas, lógica-mente sería imposible). «De las 160 canciones originales en letra y música, éxitos tiesta Eduardo Guervos, su manager artístico de toda la vida
—. No les hacen falta campañas de publicidad, de salida ya venden 100.000 LP y de cada uno pegan a base de bien lo menos cuatro o cinco temas.» Son las cuatro de la madrugada y, en una sala madrileña, cientos de personas rugen:
«Vente conmigo gitana, te daré calor de día, de noche y de madrugada.» Una treinta y cincoañera de envidiables pitones y no menos potentes ancas se deja caer, antebrazos en alto, hacia adelante. Sigue el implacable ritmo de la rumba que emiten seis músicos y cantan ilustrándola a golpe de timbal Los Chichos.
Cuando se lanzan con: «Porque tú te ves bonita, tú te pones orgullosa…», la jamona receptora juraría (deduzco de sus gestos de seguridad) que va por ella, y ahí, amigos, es donde se produce el milagro de la comunicación que segundo.
ENTREVISTA
—En cuanto a la rumba se refiere, en trío, pero hay un dúo, Los Amaya, que me gustan mucho artísticamente, como personas no los conozco. Apunta Julio el guaperas que para ligar no necesita ni de su Mercedes ni de su nombre.
Yo me pongo por ejemplo un jersey bonito como el que llevo esta noche y con mi estatura: fácil.
—¿Se os puede catalogar dentro del «glamour» de los 70?
—Puede ser, dicen que sobre gustos no hay nada escrito, trabajamos un género bastante agradable, eso si que es verdad.
—Las letras sí que son duras, cultiváis un «heavy» de llantina.
—Las sacamos de la vida real, son cosas que les pasa a todos. en base lo que es la vida ni más ni menos. A veces nos vamos por lo alegre, temitas de Marbella, etcétera. Según sea el ambiente.
—El manager me sopla que en la cárcel femenina de la Merced de Barcelona una reclusa se arrojó desde una ventana hasta el lugar donde se estaban vistiendo Los Chicos y casi hay sangre.
La fans gritaban que tenían que ser suyos para la eternidad, y prefirió junto a sus amigas prescindir del permiso que por buena conducta las habían, dado por ver en directo a sus ídolos.
«Te lo puedes imaginar, mujeres que llevan meses encerradas sin ver a un hombre y si encima eres así famoso y le gustan tus canciones y… que tampoco estamos tan malamente, pues no veas. Intentamos dar un poco de alegría, nunca nos pagan, pero es donde vamos con más ilusión.»
Cruzaron el charco una vez para actuar en Venezuela y Colombia, no quieren pisar más el continente porque está lejos. París, Orleans,Suiza, Alemania e Inglaterra constituyen los puntos de su próximo periplo por los Clubs de Emigrantes Españoles. Sus hobbies son el amor y las mujeres y su partido político el de la comida.
Ni más ni menos. La incansable fans tocinilla danza ahora al son de «yo te enseñé a volar, pero no seguí tu vuelo», y en perfecta comunión comunicacional cualquiera diría que va a elevarse. Los Chichos, en directo, acostumbran a dedicar canciones. «Para mis compadres y algunos vecinos que están aquí esta noche, de todo corazón: «Ella se vendrá detrás de mí…, donde yo quiera llevarla…, siempre beberás el agua donde otros la han bebido…»»