Emilio y Julio eran dos gitanos nacidos en Cuatro Camino que emigraron al Pozo del Tío Raimundo, en el barrio de Vallecas, Madrid. Emilio pronto sintió afición por la música y se ganaba unas perrillas cantando por los bares cuando solo era un niño. De adolescente, durante una etapa en Salamanca, no paró de trabajar en las fiestas de los señoritos por recomendación de todas y cada una de las prostitutas de la ciudad, a las que se había ganado con su encanto y que le consideraban «su protegido».
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